Se establecieron varios “Centros de Aprendizaje” en Nicaragua rural con la meta de educar niños y adultos jóvenes desde un centro de computación y entrenamiento.
Cada centro se enfocó en un tema individual (medioambiente, salud, soporte a la microempresa). El entrenamiento fue hecho por miembros de la comunidad. Los líderes de la comunidad aprendieron a administrar y manejar el centro. Eventualmente, los centros se transformaron en instituciones permanentes, manejados por la comunidad local y totalmente pertenecientes a ella.
En la región de Juigalpa, Chontales, centenares de niños aprendieron a expresarse con cuentos, arte y auto‐aprendizaje. Establecieron un diario local para unir la comunidad y para proporcionar seguridad financiera al centro.
Los adultos jóvenes se calificaron para trabajos que no estaban previamente disponibles para ellos dentro de su propia ciudad. Las mujeres encontraron orientación y apoyo para empezar sus propias microempresas.